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¿Y tú qué has elegido? Reflexiones sobre la película AzulOscuroCasiNegro

A propósito de que el 31 de marzo es el séptimo aniversario del estreno de la grandísima película AzulOscuroCasiNegro, del entonces director novel, Daniel Sánchez Arévalo, decidí en los últimos días de esta Semana Santa recuperar el torrente de sensaciones que me generó esta película viéndola de nuevo.

Este genial largometraje es muy difícil de resumir, ya que trata de distintos personajes con cierto aire antihéroe que observan como sus vidas se limitan a una serie de posibles decisiones que apenas pueden alterar sus destinos. Jorge, un joven con ambición atrapado en la portería de su padre. Antonio, hermano de Jorge, presidiario con ganas de ser padre y reconvertir su vida y Paula, la novia de Antonio, que será el elemento catalizador de la historia.

Nuestras vidas como las de los personajes mencionados son el resultado de una serie de acontecimientos lineales que nos ubican en un lugar, en un momento y en una circunstancia determinadas. Normalmente solemos estimar que nuestros acontecimientos futuros van a estar determinados por la forma en que han estado determinados nuestros acontecimientos pasados en su caótico devenir, y tal vez la primera lección de la película es que éso no es cierto. En el filme vemos que el ambicioso Jorge busca un trabajo cualificado después de haberse sacado la diplomatura en Empresariales y la historia va mostrando como en las distintas entrevistas de trabajo, su propia ocupación como portero va en contra de su objetivo. Sin embargo, la entrada en su vida de Paula, va a cambiar la percepción a Jorge de lo que él pensaba que la vida debía darle.

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Muchas veces pensamos que la planificación vital que hemos estado entretejiendo durante el paso de los años es un elemento estático y fijo en nuestras percepciones y objetivos, pero lamentablemente ésa misma planificación se acaba convirtiendo en una Espada de Damocles sobre nuestro vivir y convivir diario. Los pensamientos se vuelven imperativos  y cada vez más frecuentes al estilo de ambiciones como las siguientes:

Me gustaría vivir en el barrio tal

Quiero tener el físico de ese famoso

Quiero tener el puesto X antes de cinco años

Normalmente no se nos ocurre pensar en los sacrificios que implicaría hacer algo de ese estilo y si de verdad, merece la pena. Siempre tenemos a mano alguna super frase de algún autor de auto ayuda que nos recuerda que más vale embarcarse que quedarse en tierra y chorradas así. Afortunadamente en nuestra vida siempre tenemos muchos barcos que coger si vamos a los puertos adecuados. Otra cosa es aquél que repetidamente va dejando salir barcos sin plantearse coger alguno.

A lo que voy es que nuestros deseos y objetivos normalmente están determinados y patrocinados por nuestro entorno familiar, amistoso y laboral. Solemos conceder por buenos los desafíos y proyectos que nos propone ese entorno. Sin embargo, no solemos reparar en lo necesario que es que vayamos al fondo y al fin de lo que nosotros queremos y hemos querido siempre. Al hacerlo puede surgir un plan de vida infinitamente más rico productivo. Búscalo sin presiones familiares, de amigos, educativas, etc. Es la única forma de llegar a los cuarenta y no tener que preguntarse - ¿Pero qué demonios he hecho?

Es decir, tenemos muchas más opciones vitales de lo que pensamos, y es cierto, que iniciar un período de desempleo es un momento excelente para desentrañar nuestro gran abanico de opciones vitales que deben de ser despojadas de prejuicios. Lógicamente cuanto más radical sea el cambio, más grande el (sacrificio = tiempo+esfuerzo+dinero) que debemos de realizar.

Os recomiendo ver esta película porque no hay nada como comprobar que entre la comedia y el drama encontraremos un nuevo enfoque interesante para nuestras decisiones.

Solo nosotros podemos cambiar el color de nuestra vida.

 

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