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Lo que yo le pediría a la reforma de la Educación

Han pasado muchos años desde que en 1978, La Constitución establecía en su artículo 27, los principios básicos que presiden la legislación en materia educativa. Desde entonces, se han producido siete reformas a través de leyes orgánicas con mayor o menor calado. En la mayoría de los casos aprobadas con el uso de la mayoría absoluta parlamentaria de las diferentes alternancias políticas. Con este precedente, hubiera sido una azarosa casualidad que esta materia funcionara bien.  Nadie discute, que el futuro de las personas que vivimos en España a largo plazo pasa por la realización de una impactante y profunda reforma educativa. Nadie duda que sea fundamental un gran pacto de estado en esta materia. Todos sabemos la posición de nuestro país en los diferentes ranking de evaluación de universidades, informes PISA. La pregunta que se hacen grandes analistas de la educación en nuestro país, como Carmen Pellicer, José Antonio Marina es ¿por qué no aprovechar esta coyuntura tan crítica para dejar de imponer lo importante? Es fundamental consolidar un modelo que entre otros muchos factores promueva a través de un consenso: 
  1. Adecuación real a las prerrogativas de los contenidos, elección del profesorado y oferta de titulaciones de la Unión Europea. Es decir, aplicación real del Plan Bolonia como mal necesario.
  2. Apuesta global por la calidad, no con fines elitistas, sino entendiendo por calidad la despolitización de los contenidos educativos como principio básico para crear contenidos consensuados y solventes.
  3. Impulsar el aprendizaje de la lengua inglesa a nivel bilingüe y la accesibilidad de recursos educativos a nivel global a través de las nuevas tecnologías. Muchos contenidos importantes en la red están escritos en inglés.
  4. Proyectar a nivel estatal la figura del profesor como autoridad pública y sobretodo adaptar los mecanismos de elección de profesorado a los que se realizan, por ejemplo, en el ámbito del sector sanitario que cuenta con un reconocimiento a nivel mundial por su calidad.
  5. Equilibrio presupuestario y sostenible y equitativo entre las comunidades.                                                                                    
Y sobretodo es fundamental hacerse estas dos preguntas:  a)      ¿Es la Educación un bien en si mismo o un medio ad hoc para desarrollar e implantar los diferentes modelos económicos y sociales coyunturalmente? b)      ¿Estamos todos verdaderamente implicados en nuestro papel en la educación? Entendiendo todos como la suma de poder público, partidos políticos, empresas, padres, medios de comunicación, etc.    Es cierto que estas cuestiones no son más que la punta del iceberg de una enorme necesidad reformista y obligatoriamente regeneradora reforma para poder asumir los retos que España necesita dentro del marco europeo y global. La situación de nuestro país  en los próximos años requiere que seamos capaces de generar personas capaces de desenvolverse competitivamente en un contexto global, como lo hace un alemán, un holandés o un británico.  Es cierto, que en los últimos años hemos mejorado en competitividad en cuanto a idiomas, formación en postgrados y estancias en el extranjero y cada año, miles de investigadores, ingenieros, comerciales de grandes empresas y emprendedores campean a sus anchas por el mundo. Cabe añadir que es necesario que esa tendencia forme parte de todo un sistema que va a requerir la implantación de una cultura emprendedora globalmente por la ausencia estructural de posibilidades laborales en España.  Es el momento de tener altura de miras y hacer un esfuerzo real por la cuenta que nos trae.

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